giovedì 13 settembre 2012

Autobiografia de San Antonio Maria CLARET:..." Yo no quiero quitarte la vocación. Dios me libre; piénsalo bien y encomiéndalo a Dios y consúltalo bien con tu Director espiritual ..."

Es bueno, siempre y sobretodo en los momentos criticos de la vida, orar y mirar a la vida de los Santos y dejarnos iluminar por ellos y por sus resoluciones.



C A P Í T U L O X, 

De la resolución que tomé de hacerme fraile
de la Cartuja de Monte-Alegre

77. Desengañado, fastidiado y aburrido del mundo, pensé dejarle y huirme a una soledad, meterme cartujo; y a este objeto y fin hacía yo mis estudios. Consideré que habría faltado a mi deber si no hubiese participado a mi Padre, y, en efecto, se lo dije en la primera ocasión que tuve, en una de las muchas veces que iba a Barcelona por razón del comercio. Grande fue el sentimiento que tuvo cuando le dije que quería dejar la fabricación, el grande negocio que ambos podíamos hacer, y creció de punto su pena cuando le dije que me quería hacer fraile cartujo.

78. Como era tan buen cristiano, me (dijo): Yo no quiero quitarte la vocación. Dios me libre; piénsalo bien y encomiéndalo a Dios y consúltalo bien con tu Director espiritual, y si te dice que s ésta la voluntad de Dios, la acato y la adoro, por más que lo sienta en mi corazón; sin embargo, si fuera posible que en lugar de meterte fraile fueras sacerdote secular, me gustaría. Con todo, hágase la voluntad de Dios.

79. Me dediqué al estudio de la gramática latina con toda la aplicación posible. El primer maestro fue un tal D. Tomás, sacerdote [de] muy buen latín. A los dos meses y medio de darme lección tuvo un ataque apoplético, que perdió el habla y murió a las pocas horas. Otro desengaño más. Después de éste tomé a D. Francisco Mas y Artigas, en quien seguí hasta que salí de Barcelona para Vich, para empezar Filosofía, y fue de esta manera:

80. Mi hermano mayor, llamado (Juan), ya estaba casado con María Casajuana, hija de D. Mauricio Casajuana, que era encargado del Señor Obispo de Vich para cobrar el producto de ciertas propiedades y Señoríos que tenía en Sallent, y por esto era muy apreciado del Señor Obispo, a quien con frecuencia iba a ver, y en una de estas visitas le habló de mi insignificante (persona). Qué sé yo qué cosas le diría, que el Señor Obispo entré en deseos de verme.
81. Me dijeron que pasara a Vich. Yo no quería ir, porque me temía que me estorbarían el que me metiera a cartujo, que yo tanto deseaba. Lo comuniqué a mi Maestro, y él me dijo: Yo le acompañaré con un Padre de San Felipe Neri, el Padre Cantí, hombre muy sabio, prudente y experimentado, y él dirá lo que se haya de hacer. Nos presentamos, y, después de haber oído todas las razones que alegaba para no ir, me dijo: Vaya V., y si el Señor Obispo conoce que es voluntad (de Dios el) que V. Entre cartujo, estará tan lejos de oponerse, que aun le protegerá.

82. Yo me callé y obedecí, y salí de Barcelona después de haber estado cerca [de] cuatro años, habiendo[me] resfriado bastante en el fervor y llenado demasiado del viento de la vanidad, de elogios y aplausos, singularmente en los tres primeros años. ¡Oh, cuánto lo siento y lo lloro amargamente! Pero el Señor ya tuvo cuidado de humillarme y confundirme. ¡Bendito sea por tantas bondades y misericordias como me ha dispensado!. 

*



Dichoso quien honra tu nombre, Virgen Marìa,  *  Tu gracia consolarà su espìritu.
Serà como un jardìn a orillas del arroyo,  *  Tu produciràs en él frutos de santidad.
Bendita eres tù entre las mujeres  *  por la fe y la humildad de tu Corazòn.
Tù eres la màs bella de todas las criaturas  *  y màs santa de los Angeles y Arcangeles.
Tu misericordia y tu gracia son ensalzadas en todo lugar,  *  Dios ha bendecido tus obras.
Gloria al Padre, y al Hijo,  *  y al Espiritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,  *  por los siglos de los siglos. Amén.

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